«He soñado con los perros mordiendo esta ciudad. He visto cambiar los vientos cuando no quieren llegar». Así, con estos versos y con su reconocida voz, iniciaba su concierto, en la madrileña Sala Moby Dick, Adormidera el pasado 5 de febrero.
De una manera muy especial, Madrid recogía en esta acogedora sala a numerosas personas, con un sold out en toda regla para disfrutar de una velada en la que Tamara (voz y guitarra), Julia (batería), Samuel (Guitarra y arreglos), Aníbal (piano y teclado) y Javier (bajo) salieron al escenario a comerse la noche.
En un ambiente bastante familiar y cercano, donde las cervezas y las copas corrían a doquier, sonaban ellxs: Adormidera. Un Rock muy personal y sentido, donde Tamara, acompañada por el resto de la banda, y de su guitarra, se ganaron al público desde el minuto uno en el que pisaron el escenario.
Abrieron boca con «He soñado con los perros», dejando abierto un manjar de temas que componen su trabajo Arqueología de una ola (2020) y abriéndose en canal con cada acorde que sonaba.
Era como una delicia hecha realidad en la que cada uno de los temas que salían con ese talento de Adormidera, se asemejasen con el mejor ingrediente para alcanzar el más exquisito plato. Sencilla, pero con mucho fondo. Una explosión de sabores musicales con que era imposible quitar la vista del escenario.
Su preciada voz rota, con ese enganche hacia el público, y esos sonidos tan rockeros a la vez que profundos, dieron paso a que unos grandes aplausos acompañaran a la banda en todo momento.
Ella, Tamara, procedente de Alicante pero afincada en Madrid, al igual que sus cuatro compañerxs, tuvieron la oportunidad también de contar, por unos minutos, con Kike Tormenta.
Y tras casi dos horas de riqueza musical en directo, y de saborear cada estrofa y cada nota, la velada llegaba a su fin. Pero no de cualquier manera, pues Adormidera había brillado aquella noche del viernes cinco de febrero, dejando (seguro) a más de una y a más de uno con ganas de más.
Porque así son ellxs, como la arqueología de una ola que no para de crecer y de salpicar, de la manera más bonita, a cualquiera que abra los oídos y se deje llevar por su música.
Texto y Fotografías: Inma García de la Rosa Zamorano
