¡¡Y por fin tocaron el cielo!! Así, con la llegada de La Regadera, la tarde/noche del 12 de febrero, Madrid se inundó de bailes (sentadxs), de risas y buen rollo de una manera muy especial, y no sólo por las medidas anti COVID-19, si no por la magia que los de Miranda de Ebro derrocharon sobre el escenario.
Una Sala Independance repleta de gente. Cervezas por aquí, cervezas por allá, y una cita que calentaba motores con la maravillosa Dj Maria Turme. Los ingredientes perfectos para recibir, sobre las 19:30 horas de la tarde, a los burgaleses.
Tras haber hecho dos llenos consecutivos en el Teatro Apolo de Miranda, La Regadera aterrizaba en la capital con ganas de jaleo para continuar su gira “Por amor al arte”, y ¡vaya si la liaron!
Desde el minuto uno en el que salieron al escenario, aquello era una fiesta imparable donde daban ganas de hasta subirse con ellos al escenario. El público, obviamente, no lo hizo, pero los que sí que les acompañaron fueron Sergio, trompetista de Balkan Bomba, y parte de Papawanda.
Percusión, voz, guitarra, batería, bajo, trompeta, trombón, teclado… los ingredientes perfectos para darle sabor a la que se convertiría en una velada deliciosa y mágica en Madrid. Ocho piezas esenciales que hacían falta que dieran guerra por la capital para darle otro color.
Esta vez iban sin su mítica regadera derramando líquido milagroso por el público. Pero con el portentoso físico de cada uno, la puesta en escena que siempre tienen estos burgaleses, y la música que crean que alegra hasta a la cerveza, era prácticamente imposible parar quita/o sobre los asientos.
Cogías aire y respirabas aromas de alegría, de talento, de nervios, de emoción… Unx se podía llenar los pulmones de todas estas cosas tan bonitas provocadas solo y exclusivamente por ellos. Porque La Regadera sabe cómo hacerlo.
En la Sala Independance, el tiempo se había parado esa noche. Nada malo podía pasar, y daba igual lo que estuviera contaminando el mundo en ese momento fuera, que ellos estaban allí, y todo el público que les acompañaba, estaban alimentándose de todo ese enjambre de cariño, magia y maravillosa música que sólo los de Miranda saben crear.
La #GiraporAmorAlArte continúa y desde luego, La Regadera en Madrid ha dejado una huella bien grande en cada corazón que estuvo allí esa tarde/noche, con ellos y para ellos, abiertos en canal y disfrutando al cien por cien del arte que estos músicos son capaces de crear.
Texto y Fotografías: Inma García de la Rosa Zamorano
